
No me he ido. Al contrario. He regresado al mismo punto de los últimos tres veranos, a la misma pausa de cada mes de agosto, cuando Él se agobia con sus responsabilidades (léase hijos) y yo con su indecisión (léase pasar por el juzgado). Y aquí sigo, esperando a que llegue setiembre y me engulla en la misma perversa inercia de siempre. O sea, reflotar sentimientos después de un mes de inmersión en la locura amorosa virtual. Porque si voy por la calle y veo a alguien que me interesa, en general, va caminando en dirección opuesta. Pero si me encuentro a ese alguien en la red, resulta que no sólo caminamos en la misma dirección sinó que venimos del mismo sitio. Es lo que tiene la virtualidad, que siempre encaja con lo que quieres... hasta que te das de bruces con la realidad. O con el mes de setiembre.
Kira
ps. La imagen es de una escultura de
Marici Bross.
2 comentarios
Ender Malversán -
Un beso en el alma, Alquimista de la Palabra.
Jose -